Homenaje a Rufino Tamayo

La generosidad de Rufino Tamayo no la hemos sabido aquilatar aún. Nos desborda. Quienes le conocimos sabemos que no hay forma de retribuirle sus vastas aportaciones. Tamayo tocó y cambió muchas vidas para bien y lo seguirá haciendo con la sabiduría de su ejemplo.
Celebramos la presencia de Rufino Tamayo (1899-1991) en la historia de México, dada la enorme importancia de su influencia creativa en tantas generaciones de artistas durante ya casi cien años.
Aquí están presentes treinta enormes esculturas en forma de rebanada de sandía intervenidas por treinta artistas (pintura, cerámica, textiles), quienes honran la memoria de su más admirado maestro y nos comparten la visión contemporánea que tienen de él con el público que transita esta calle.
La idea ha sido sumar el gran talento y creatividad de notables artistas que fueron sus discípulos, sus admiradores, sus colaboradores, para recordar al hombre singular a quien tuvimos el privilegio de conocer, volverlo a hacer presente hoy en su tierra natal, y compartir así la memoria imborrable que llevamos de él en nuestros corazones.
Tamayo vive porque Tamayo llena nuestras vidas con sus creaciones más extraordinarias. Basta hojear un libro, mirar una pantalla, o cerrar los ojos para encontrarlo y volver a descubrir su prodigiosa capacidad de crear belleza.
– Nancy Mayagoitia | Curadora
Homenaje a Rufino Tamayo
La generosidad de Rufino Tamayo no la hemos sabido aquilatar aún. Nos desborda. Quienes le conocimos sabemos que no hay forma de retribuirle sus vastas aportaciones. Tamayo tocó y cambió muchas vidas para bien y lo seguirá haciendo con la sabiduría de su ejemplo.
Celebramos la presencia de Rufino Tamayo (1899-1991) en la historia de México, dada la enorme importancia de su influencia creativa en tantas generaciones de artistas durante ya casi cien años.
Aquí están presentes treinta enormes esculturas en forma de rebanada de sandía intervenidas por treinta artistas (pintura, cerámica, textiles), quienes honran la memoria de su más admirado maestro y nos comparten la visión contemporánea que tienen de él con el público que transita esta calle.
La idea ha sido sumar el gran talento y creatividad de notables artistas que fueron sus discípulos, sus admiradores, sus colaboradores, para recordar al hombre singular a quien tuvimos el privilegio de conocer, volverlo a hacer presente hoy en su tierra natal, y compartir así la memoria imborrable que llevamos de él en nuestros corazones.
Tamayo vive porque Tamayo llena nuestras vidas con sus creaciones más extraordinarias. Basta hojear un libro, mirar una pantalla, o cerrar los ojos para encontrarlo y volver a descubrir su prodigiosa capacidad de crear belleza.
– Nancy Mayagoitia | Curadora