Con un sugerente texto escultórico realizado en tablillas de barro, Adán Paredes rinde homenaje al gran artista mexicano Rufino Tamayo.
Respetuoso de la autonomía que tiene la creación pictórica del maestro oaxaqueño, el reconocido escultor, lejos de reinterpretarlo, optó por establecer un diálogo entre dos pasiones compartidas: el arte prehispánico, y la creación a partir del vínculo entre estéticas antiguas y modernas.
Arqueólogo de formación además de artista, Adán Paredes conoce bien las posibilidades del barro como testimonio de una cultura. Admirador de la escritura cuneiforme y de escultores modernos tan contundentes como Fritz Wotruba (Austria 1907-1975), y tan sutiles como Ben Nicholson (Reino Unido, 1894-1982), Paredes ha desarrollado un lenguaje abstracto-geométrico que alterna el cuadrado como volumen con la incisión que, a manera de grafía, se convierte en elegantes relieves de una evidente sobriedad cromática y formal.
Inspirado en el impacto visual que provoca la colección de Rufino Tamayo en el Museo de Arte Prehispánico de México, en la Ciudad de Oaxaca, Adán Paredes, ante el reto de rendir un homenaje al pintor desde la tridimensión, optó por convertir la silueta de la icónica rebanada de sandía en un fascinante mural que, configurado con numerosa tablillas intervenidas con distintas composiciones abstractas, se convierten en una especie de epistolario entre los dos creadores.
Inmersos en un devenir del tiempo en el que el pasado es a la vez presente, el escultor y el pintor transitan entre culturas ancestrales y lenguajes modernos generando propuestas que se imponen en sus propias contemporaneidades.
Fascinante como mural, relieve y texto gráfico de espléndidos vocabularios abstractos, la propuesta de Adán Paredes exige mirar el todo a partir de la contemplación de cada una de sus partes.
Alevoso en su discreción, el escultor logra que la icónica rebanada de sandía se imponga con una belleza escultórica en la que el material, la incisión y el color, se fusionan en una pieza que es a la vez escultura, dibujo, gráfica, texto y obra de arte.
– Blanca González Rosas
Con un sugerente texto escultórico realizado en tablillas de barro, Adán Paredes rinde homenaje al gran artista mexicano Rufino Tamayo.Respetuoso de la autonomía que tiene la creación pictórica del maestro oaxaqueño, el reconocido escultor, lejos de reinterpretarlo, optó por establecer un diálogo entre dos pasiones compartidas: el arte prehispánico, y la creación a partir del vínculo entre estéticas antiguas y modernas.
Arqueólogo de formación además de artista, Adán Paredes conoce bien las posibilidades del barro como testimonio de una cultura. Admirador de la escritura cuneiforme y de escultores modernos tan contundentes como Fritz Wotruba (Austria 1907-1975), y tan sutiles como Ben Nicholson (Reino Unido, 1894-1982), Paredes ha desarrollado un lenguaje abstracto-geométrico que alterna el cuadrado como volumen con la incisión que, a manera de grafía, se convierte en elegantes relieves de una evidente sobriedad cromática y formal.
Inspirado en el impacto visual que provoca la colección de Rufino Tamayo en el Museo de Arte Prehispánico de México, en la Ciudad de Oaxaca, Adán Paredes, ante el reto de rendir un homenaje al pintor desde la tridimensión, optó por convertir la silueta de la icónica rebanada de sandía en un fascinante mural que, configurado con numerosa tablillas intervenidas con distintas composiciones abstractas, se convierten en una especie de epistolario entre los dos creadores.
Inmersos en un devenir del tiempo en el que el pasado es a la vez presente, el escultor y el pintor transitan entre culturas ancestrales y lenguajes modernos generando propuestas que se imponen en sus propias contemporaneidades.
Fascinante como mural, relieve y texto gráfico de espléndidos vocabularios abstractos, la propuesta de Adán Paredes exige mirar el todo a partir de la contemplación de cada una de sus partes.
Alevoso en su discreción, el escultor logra que la icónica rebanada de sandía se imponga con una belleza escultórica en la que el material, la incisión y el color, se fusionan en una pieza que es a la vez escultura, dibujo, gráfica, texto y obra de arte.
– Blanca González Rosas