Desde hace años, Miriam Ladrón de Guevara ha tenido una relación estrecha con las rebanadas de sandía de Rufino Tamayo. Las ha dibujado y transformado en esculturas de fibra de vidrio o en farolas de papel de china, para alegrar las calendas de las fiestas dedicadas al Maestro. También las ha subido al escenario en los festejos del cierre de milenio del siglo pasado en el Zócalo de la CDMX, y para acompañar a Lila Downs en sus conciertos del 15 de septiembre.
Esta hermosa fruta tricolor que a veces nos representa como mexicanos, es un símbolo de la alegría, pero también encarna el espíritu del creador que la convirtió en referente oaxaqueño y que le dio vida propia. Así que nada mejor que una exposición de rebanadas de sandía enormes intervenidas por artistas mexicanos-oaxaqueños, para recordar a tan amado artista en su aniversario luctuoso.
En la propuesta de Miriam, Natural, azul profundo, podemos ver plasmada la filosofía de Tamayo a través de la libertad de la composición donde los personajes parecen flotar cerca del fondo de un mar primigenio, calmo y silencioso… nostálgico, sobre todo. También observamos su manejo del color en la trasposición de los distintos matices de negro y azul, cuya oscuridad es una voz por sí misma y que sutilmente se manifiesta en contra de la degradación de nuestro entorno natural. Así mismo, esta obra nos remite a las formas y las sombras de La gran galaxia o de Perro ladrando a la luna, de tal manera que Natural, azul profundo, es un homenaje redondo a la vida y la cosmovisión de un gran artista mexicano, que influyó de manera contundente en nuestra manera de crear arte y de concebir nuestra propia esencia iconográfica.
– Julen Ladrón de Guevara
Desde hace años, Miriam Ladrón de Guevara ha tenido una relación estrecha con las rebanadas de sandía de Rufino Tamayo. Las ha dibujado y transformado en esculturas de fibra de vidrio o en farolas de papel de china, para alegrar las calendas de las fiestas dedicadas al Maestro. También las ha subido al escenario en los festejos del cierre de milenio del siglo pasado en el Zócalo de la CDMX, y para acompañar a Lila Downs en sus conciertos del 15 de septiembre.
Esta hermosa fruta tricolor que a veces nos representa como mexicanos, es un símbolo de la alegría, pero también encarna el espíritu del creador que la convirtió en referente oaxaqueño y que le dio vida propia. Así que nada mejor que una exposición de rebanadas de sandía enormes intervenidas por artistas mexicanos-oaxaqueños, para recordar a tan amado artista en su aniversario luctuoso.
En la propuesta de Miriam, Natural, azul profundo, podemos ver plasmada la filosofía de Tamayo a través de la libertad de la composición donde los personajes parecen flotar cerca del fondo de un mar primigenio, calmo y silencioso… nostálgico, sobre todo. También observamos su manejo del color en la trasposición de los distintos matices de negro y azul, cuya oscuridad es una voz por sí misma y que sutilmente se manifiesta en contra de la degradación de nuestro entorno natural. Así mismo, esta obra nos remite a las formas y las sombras de La gran galaxia o de Perro ladrando a la luna, de tal manera que Natural, azul profundo, es un homenaje redondo a la vida y la cosmovisión de un gran artista mexicano, que influyó de manera contundente en nuestra manera de crear arte y de concebir nuestra propia esencia iconográfica.